martes, 11 de septiembre de 2012

COFFEE meets BIKES. Capitulo 2

El otro día comentábamos con gran excitación el trabajo de GonzLab, creando lo que denominamos como cycle-tampers. Nuestro gozo y alegría no acabó ahí, porque investigando un poco más, hemos dado con un tipo igual de fanático por el mundo de la bici y del café, y que además tiene los medios para hacer realidad y comercializar un producto de las mismas características.

Su nombre es Chris King, y si eres aficionado al mundo de la bici, seguro que lo conoces e incluso probablemente hayas tenido en tus manos (o en tu bici) alguno de sus productos. Probablemente el logo te resulte familiar.


Efectivamente hablamos del responsable de la compañía de componentes de precisión de su mismo nombre y cuya compañía se ha convertido en uno de los fabricantes líderes en fabricación de headsets y bujes para bicis de montaña y carretera.

SAY WHAAAAT!?

Pues sí. Resulta que antes de eso Chris fue barista, montó una cafetería y se especializó en el tostado y comercialización del café, actividad que no ha dejado mientras desarrolla su actual cargo al frente de este gigante de la industria ciclista. Al parecer es un tipo al que le cuesta separar sus grandes pasiones, y no se le ha ocurrido otra cosa que ensamblar tampers utilizando algunos de sus componentes más conocidos. Además, a través de su web, comercializa un café de origen que suponemos que si mantiene los estándares de sus producto, será una delicia.


Según parece, el tipo no se pierde una feria que se precie. Todos los que estuvierais en el Eurobike hace un par de semanas tuvisteis la oportunidad de probar alguno de sus cafés. Como recoge éste vídeo también estuvo en el pasado NAHBS, y como de costumbre se puso a los mandos de una Marzocco GS/3 para hacer las delicias de los asistentes a la feria repartiendo espressos y capuccinos a tuti.



Francamente, estos proyectos nos ponen la piel de gallina, y nos provocan tal empatia que personalmente ya estoy decidido a incorporar una direccion Chris King en mi proxima montura. Simple as that.

martes, 4 de septiembre de 2012

Domibrez expone "En un minuto y 49 años".

Tanto Domi como sus creaciones son bien conocidos por todos aquellos aficionados a las bicicletas afincados en Mallorca. Desde hace muchos años recupera, restaura y transforma bicicletas encontradas en mercadillos y trasteros, devolviéndolas a la vida y multiplicando su valor material -pero sobre todo sentimental- hasta límites incalculables para sus dueños. Son las Domibrez, y aunque casi todas son encontradas en la isla, muchas de ellas viajan para vivir fuera el resto de sus (nuevas) vidas.

Domi ha logrado un estilo bien definido del que rara vez se sale. Habitualmente trabaja con monturas vintage, muchas de fabricación española, cuyo valor no siempre proviene de la exquisita calidad de su acero, o del nombre del artesano que las soldó. Domi -en un ejercicio de democracia bicicletil- consigue imprimir la misma clase y elegancia a un hierro GAC de 1985 que a una majestuosa Raleigh inglesa del 78. Y todo lo hace usando un ingrediente fundamental: amor y cariño (y algún componente Brooks según el caso).

La Noche Buena y La Dorada. Dos ejercicios de estilo en dos tipos de bici completamente diferentes.

Su estilo es sobrio y equilibrado. Elige con mucho acierto los colores y los componentes con los que distinguir cada una de las máquinas que monta y que le dan carácter, como el nombre con el que las bautiza. Lo bueno es que cuando la montura en cuestión se escapa de esos parámetros, también se la lleva la su terreno con acierto.

La bici de Sacha. O como reinterpretar con clase una Monty 135 Jump de BMX. 

Ahora que Domibrez ya tiene 49 palos, la marca americana Eastpak cree que es el mejor momento para celebrarlo proponiendo una exposición compuesta por una selección de las bicis que han pasado por sus manos. La marca aprovecha el evento para la presentación de su nueva línea de bolsas específicamente creadas para ciclistas, la Kruizer Velow que entra en el mercado con una relación calidad/precio muy interesante.



La exposición estará abierta al público en el Showroom de Pasatiempos, en la calle Brossa (en Palma), desde el 7 al 12 de septiembre. Si tenéis la oportunidad, no dudéis en pasaros a charlar con él de sus máquinas y su amor incondicional por estos artilugios de dos ruedas.

Podéis seguir a Domi en su web, en su blog Déjame la bici, porfa, así como en su página de facebook y en la de flickr.

lunes, 3 de septiembre de 2012

COFFEE meets BIKES. Capitulo 1.


Lo reconozco. Me flipo cada vez que veo proyectos que aúnan café y bicicletas. Será deformación profesional.

El otro día posteaba en nuestra página de facebook una imagen que encontré en un Tumblr que me dejó loco. Era un buje cromado Campagnolo Record de ala ancha que terminaba en un tamper.  Un poco de investigación nos llevó a GonzLab, un diseñador industrial que comparte con nosotros las mismas dos pasiones: café y bicis.

La cuestión es que el tamper -la herramienta que utiliza para dar la presión exacta al café dentro del porta- es para todo barista un objeto fetiche. Además de ser la extension de su brazo mientras trabaja, es como una especie de talismán, de varita mágica, de tótem. Se comprende entonces que si además de ser barista, eres un frekazo de la bici, sólo puedes babear cuando ves objetos como éstos:



GonzLab se ha estrujado los sesos y probablemente el torno de su taller para construir estos cycle-tampers. Alabado sea.

Es posible que alguna de estas aproximaciones se queden en ejercicios artesanales de genialidad, y que desde un punto de vista funcional no sean ideales para el trabajo diario. En éste caso puede deberse básicamente a la forma del grip, cuya superficie debe ser suficientemente ergonómica para poder ejercer presión sobre la pastilla de café sin dejarse la extremidad en el intento (ese cierre de potencia tiene pinta de ser bastante doloroso tras 150 cafés).
Pero como por otro lado nadie puede negar la belleza intrínseca de éstos tamper, nos van a servir como excusa para introducir "Cofee meets Bikes", una sección en la que queremos recoger objetos que sean fruto de la combinación de dos conceptos a priori tan alejados como el café y la bicicleta, y que dan sentido a nuestro local y -de paso- a nuestra vida.